DE LO MUCHO QUE ODIO LA MEDICINA. DE POR QUÉ LA QUIERO TANTO.

Odio la medicina. Lleva por lo menos un año y medio decepcionándome.

Odio esta carrera que lo reduce todo a datos, nombres, descripciones, más datos y más descripciones. Y más nombres. Odio reducir a los enfermos a sus enfermedades.

Odio el poquísimo caso que se nos hace a los estudiantes. Porque no somos residentes. Y ya tendremos tiempo de aprender. Odio mirar y no tocar. Odio centrarme en no molestar demasiado.

Odio tener que estudiar una carrera de seis años, en la que la mitad de las competencias adquiridas se fugan por los huecos de un cerebro cansado de almacenar conocimientos abstractos. Pero sobre todo, lo que sin duda más odio, es no poder sentirme útil en absoluto. Odio tener que esperar siete años para empezar a aprender de verdad.

La carrera de medicina es un poquito fraude. Un trámite. La base para llegar a la punta del iceberg, que es lo que de verdad importa y lo que de verdad enseña. Y las prácticas de los primeros años, digan lo que digan, son un placebo, un caramelito para dejarnos observar por la ventana, sólo una insignificante pequeñez de todo lo que puede hacer la medicina. Matizo la palabra observar, porque rara es la ocasión en la que se nos permite hacer algo que no sea eso.

Y cuanto más pienso en lo poco que me gusta y lo desmotivada que estoy, cuanto más me doy cuenta de mi desencanto, cuanto más me aburre y menos ganas tengo de estudiar, cuanto más pienso en si de verdad esto era mi vocación o me habré equivocado, cuanto más me pregunto por qué narices se me ocurriría… Entonces algo -o más bien alguien- me hace recordar por qué me metí en este embrollo. Por qué me encantaba cuando empecé. Por qué aún y a pesar de todo, no he tirado la toalla.

No es por el sueldo, de verdad que no. Es por la gente. Por la gente agradecida. Es porque la medicina se puede usar para ayudar a las personas (sí, se puede, pero no siempre se hace, creedme). De hecho, imaginad lo nefasta que es la carrera que con tanto trajín ha hecho que se nos olvide que este es su objetivo principal.

Me metí en medicina porque quería ser útil. Aquí, o dondequiera que la vida quisiera llevarme. Y hoy por fin he visto gente que es servicial de verdad. Hoy por fin he visto que la medicina es darse a la gente, desinteresadamente. Hoy por primera vez desde ni sé cuándo, he deseado terminarla y hacer algo por alguien que no sea mi propio ombligo. Hoy, fíjate qué cosas, me han entrado hasta ganas de estudiar.

Me encanta lo que la medicina puede hacer por las personas. Me encanta que consiga que una niña sorda pueda oír otra vez. Me encanta que luche para que alguien pueda ver. Me hincha por dentro pensar que puede hacer que alguien ande de nuevo. Y sonría. Y te abrace.

Y yo quiero formar parte de ello. Y ahora recuerdo que es por eso por lo que estoy aquí. Por ninguna otra cosa. Porque si al final del proceso, algún día de mi vida puedo ayudar a alguien a vivir más dignamente, sin duda, habrá merecido la pena. Porque si es por eso, aunque sólo sea por una persona del mundo, entonces estudiaré los años -y los tochos- que haga falta.

Escrito en homenaje -y enorme gratitud- a la ONG emsimision (www.emsimision.org). A sus fundadores y colaboradores, por contagiarme la ilusión.

20 pensamientos en “DE LO MUCHO QUE ODIO LA MEDICINA. DE POR QUÉ LA QUIERO TANTO.

  1. Si no aprendieras lo que tienes que aprender ahora, aunque se te fugue por ahí, no podrías recordarlo cuando lo necesites el día que tengas que atender a un paciente de verdad. Nada es un simple trámite en medicina.

  2. Si pudiera dar palmas con el teclado lo haría. Chapó. Cada cierto tiempo, como tú dices, necesito que alguien me recuerde por qué estoy en esta carrera, de lo contrario me volvería loco. Gracias por recordármelo.

  3. La primera vez que una paciente me dio las gracias fue cuando me di cuenta realmente de lo bonito y especial que es ser médico, de que no hay profesión más humana y vocacional que esta, y que de verdad era mi sueño y mi camino. Aunque no consigamos hacer cosas grandes, hacer que alguien oiga, vea o ande de nuevo, conseguimos aliviar a las personas, hacer que su vida sea un poquito mejor, y eso para aquellos pacientes que nos necesitan y confían en nosotros ya es un mundo.

    La carrera se hace larga y pesada, muchas veces dan ganas de mandar los apuntes a la mierda, de tirar el Harrison por la ventana, de colgarnos con el fonendo -total, para lo que lo que se usa en las prácticas…-, de ahostiar a algunos profesores, pero al final el tiempo pasa rápido y todo se termina, y cuando menos cuenta te das ya tienes tu título bajo el brazo, estás preparando el MIR y ves tu futuro claro como el día.

    Solo puedo darte ánimos, aunque no te conozca y sea la primera vez que entre en este blog, porque aunque tengas momentos de duda y debilidad, en un abrir y cerrar de ojos, serás todo aquello que siempre has soñado y has querido ser: serás médico.

  4. Considero que todas las profesiones, son las mejores para aquel que las realiza. Ahora bien, esta profesión nuestra es ante todo agradecida. Servir, ayudar, diagnosticar, curar y sobre todo cuidar dando vida a los años que vivimos, es inimaginable hasta que lo haces y para eso, la carrera de medicina es la base en la que se van depositantando todos tus conocimientos futuros, aunque ahora no te des cuenta. A mi, cuando estudié la carrera hace más de 30 años me pasaba lo mismo. Suerte

  5. Yo ya soy médico jubilado después de más de cuarenta años de ejercicio. Aun recuerdo mi época de estudiante y un letrero que me hice en mi mesa de estudio (…esta carrera a veces no hay quien la aguante pero sigue adelante). Después de tantos años puedo decirte que mereció mucho la pena. Como dices al final, conseguir curar a una persona enferma te compensa de todos los sinsabores, que los hay, de esta bendita profesión. ¡Mucho animo y …sigue adelante.

  6. Esa sensación la conozco. Muchas veces te encuentras en un punto en que la Medicina son un conjunto de créditos, 5 fechas en enero y 5 en junio, retener y vomitar un porrón de datos inútiles.
    La verdad es que la medicina de después poco tiene que ver con eso. Aprenderás de tu especialidad con las biblias que haya en tu futura rama, y poco a poco el resto de conocimientos se irán diluyendo (lógico, normal y casi obligatorio si quieres hacer hueco en tu cerebro). Para mí, lo más útil que he sacado de la carrera ha sido la fisiología, la patología general y la ocasión de entrar en contacto con los pacientes, esa oportunidad para que la vocación de un golpe en la mesa y dé fuerzas para seguir empollándose esos tochos durante tantos años y te confirme que no quieres hacer otra cosa que no sea esa, cueste lo que cueste.
    Estas reflexiones te van a hacer mucho mejor médico que sacar 10 matrículas, porque con humildad y empatía, sólo es cuestión de pulir fallos técnicos (bueno igual saber cosas básicas para no matar a nadie en urgencias está bien también =b)
    Ánimo y enhorabuena!
    Andrés (R1 pediatría)

  7. Cómo te entiendo, creo que es un pensamiento que todos tenemos mientras hacemos la carrera. Las prácticas son sólo mirar, especialmente si estudias en un gran hospital lleno de residentes (yo tuve la gran suerte del hospital pequeño en el que el estudiante de 6o suele hacer las veces de un R1). La mayoría de las cosas que estudias se te olvidan (o eso crees), y si eres de las que te gustan los intercambios veraniegos de prácticas en Latinoamérica, probablemente te desesperarás porque allí los estudiantes son capaces de resolver cosas con las que ni siquiera sueñas. Tienen infinita mas practica que tú. Pero sólo tienes que esperar. Cuando empiezas la residencia te vienen a la mente todas esas cosas que creías olvidadas, o que sólo viste durante la carrera. Y esos conocimientos eternos que parecían no servir de nada están ahí. Pasados los primeros tres meses de R1 te darás cuenta de que toda esa práctica que te faltaba la vas a tener con creces, que no por mucho correr se alcanzan las metas antes, y que es muy importante tener afianzados los conceptos desde abajo. Estudia para aprender todo lo que puedas, no pienses en exámenes ni en notas. Pasarán muchos años hasta que puedas ayudar a alguien como tú dices, pero entonces podrás hacerlo, y lo harás muy bien, y te encantará, porque has elegido la profesión más bonita del mundo.
    Te deseo mucha suerte
    Neuróloga feliz 🙂

  8. creo que tod@s hemos tenido esos pensamientos durante estos 6 años obligatorios que aunque parezcan eternos mientras duran, luego resulta que vuelan!!!
    Mientras te duren, no olvides que siempre puedes buscar huecos que te enchufen energía y te recuerden tu motivación: practicas, voluntariado, lo que sea con tal de recordar porque lo estás haciendo y pa’ seguir pa´lante!
    Definitivamente somos muy afortunados porque podremos dedicarnos a una de las profesiones más bonitas y humanas, y además porque todo ese esfuerzo tiene casi asegurado su recompensa, es un lujazo hoy en día!!
    Mucho ánimo, y no dejes que los apuntes te aíslen mucho de la vida ajena a medicina, pues de ella se aprende lo más útil para ser un buen médico: humanidad y empatía!

  9. Reblogueó esto en The brig of dreamsy comentado:
    Un sentimiento compartido. Sólo las pasiones pueden despertar el amor y el odio en igual medida, las ganas de querer dejarlo y el impulso de seguir luchando, de seguir siendo el capitán de un barco que navega en una noche de tormenta en alta mar. Y es que, al fin y al cabo, el amor es una conquista del día a día.

  10. Acabas de ganar un seguidor con ese pedazo de texto tan inteligentemente enfocado, porque los que estamos ahora como tú te entendemos perféctamente. Ánimo, podemos!

  11. De estudiante de medicina, a estudiante de medicina. Soy enturbia te de medicina (nunca dejamos de serlo), pasé por residente, adjunto, nuevamente estudiante puro, y nuevamente residente. Con mi corta experiencia te puedo aconsejar en alguna cosilla. Yo odio el odio, es algo que no cabe en nuestra profesión que es pura y completa entrega, pero como tu he pasado por tus fases y más… Y pasarás a odiar otras cosas de residente y otras de adjunto. Verás los mismos problemas que tienes ahora, modificados y añadidos unos cuantos más, con más ansiedad, sueño, responsabilidad, errores, problemas laborales, peleas, más gastos y responsabilidades personales, menos tiempo, menos tolerancia a la frustración, más «orquiepipidimitis» por la cantidad de veces que te tocan la «moral» los pacientes maleducados, y sin respeto, los familiares, los adjuntos, los compañeros… Pero te aseguro que detrás de todo brilla el sol, esa sonrisa de ese paciente, esa sutura que te ha quedado perfecta, esas lágrimas que has consolado, esa ansiedad que has conseguido aliviar con tu paciencia y delicadeza, esa mala noticia bien digerida porque tu antes la has digerido mucho, esa felicitación del adjunto, ese sueldo que aunque escaso es necesario y debemos dar gracias por la suerte que tenemos (como decía un amigo) de que nos paguen por aquello que amo tanto que lo haría gratis. Te aseguro que esa presentación que te quede bien, tu primer artículo publicado, ese descubrimiento que hagas, ese diagnóstico que tu hagas que el resto no veía, esa vida que has salvado… merecerá con mucho todo el esfuerzo que has hecho y que te queda.
    Lo más importante es no perder este punto de vista que con los años se va perdiendo y aunque no lo creáis los estudiantes muchas veces nos lo devolvéis con vuestra ilusión, vuestras ganas de aprender, vuestras ansias por ayudar…
    No perdáis nunca esa juventud, esas ganas de vivir y de ayudar, no dejéis qué nadie os deje de lado, estudiad mucho y preparaos cada rotación para sorprender al resi/adjunto y que os dedique más tiempo. Cuanto mas integréis mostréis, más ganas de aprender, más conocimientos teóricos y falta de prácticos mostréis, más iniciativa, más se os abrirán las puertas a «meter mano», os queda mucho por aprender y en vuestras manos está el sacar el máximo jugo de cada rotación. Habrá algunos residentes/adjuntos más o menos dispuestos, con mas o menos carga asistencial o más o menos cansados, pero os aseguro que todos, absolutamente TODOS, fueron estudiantes y luego resis, y sí os ven con iniciativa y ganas de aprender os enseñarán sus secretos sin mucho recelo. Yo aprendí a quedarme en una esquina en el quirófano, en silencio, mirando desde 2metros… Hasta qué me cansé y a base de perseverancia, no darme por vencido, buscar el buen momento y mostrar gran interés conseguí lavarme después de 5 negativas en una cirugía a corazón abierto y conseguí coger el corazón del paciente en mis manos y sentir como con un leve golpe conseguía devolver la vida a ese corazón parado para un recambio valvular, tuve mi primer hijo ginecológico cortando su cordón umbilical, hice la primera incubación, infiltración, sutura, punción lumbar, reducción, vendaje, analítica…
    También nos movimos en nuestro año para montarnos nuestro propio curso de IPQ (iniciación a la práctica quirúrgica), nos movimos para conseguir cursos, fondos, financiación para proyectos, creamos asociaciones, organizamos fiestas campeonatos de deporte. En definitiva, si quieres algo tienes que ir a por ello.
    Mucho ánimo, estad tranquilos porque habéis escogido la mejor profesión del mundo (pero también de las más difíciles). Y os aseguro que detrás de todas las dificultades que encontréis a vuestro pasó el sol seguirá brillando detrás de las nubes y vuestra perseverancia y dedicación os mantendrán la ilusión por la que escogisteis esta magnífica profesión.

  12. Encantada de leerte. Soy una mamá unschoolers de 3 sueños hechos realidad, ex-profesora y actualmente terapeuta y asesora (por si no conoces el temino unschooling: no escolarizamos a nuestros hijos ni los dirigimos academicamente hablando…). Con tu permiso voy a compartir este texto en nuestro blog: aprendiendo todos de todo.

    Un saludo, bonita.

  13. Según leo el artículo y las respuestas de ánimo – a las que me sumo- un sentimiento de cariño me mueve a responderte, neverland28.
    Admiro tu fortaleza para enfrentar el reto de memorizar todos los nombres, datos y mas nombres que albergan todos los tochos que tendrás que comprar (éste es otro asunto) en tu carrera por llegar ser médico y poder ayudar a los demás.

    Subrayo que la carrera de medicina es un fraude, un trámite. Y añado que se trata de un trámite Necesario para completar un proceso de conversión en el que sin darte cuenta, te convertirás(án) en un profesional soldado de la Industria Farmacéutica. Estudiando ahora en carrera los libros y tochos manuales que la Industria edita y publica, para posteriormente, dar salida a los productos que la Industria fabrica. Haciéndolo con la convicción firme de estar ayudando a los demás y recibiendo la gratitud de cuantos los consumen.

    Leo entre las líneas de tu artículo, como éste trámite de conversión todavía no ha empezado en ti. Ójala no se complete nunca y cuando termines la carrera de medicina -MIR incluído-, sigas valorando tu vocación por encima de todo.
    Te animo a darle duro a los tochos. (todas las carreras los tienen) Apréndelos con entusiasmo crítico. Investiga, contrasta y cuestiona. No va a ser un paseo. Cuando desfallezcas o te agobies…levántate de nuevo, toma un respiro y desafía gritando con fuerza! Pasaré el trámite pero, mi vocación se mantendrá intacta y pura!

    Enhorabuena por tener la valentía de compartir en público las sensaciones que experimentas ante el trámite desmoralizador que te absorberá los próximos años. Eres valiente y fuerte: Adelante!

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